Humor en serio
Abril, 2019
Que la vida hay que tomársela en serio al parecer no cabe duda, ¡es una! Lo que hagamos o dejemos de hacer a lo largo de ella tendrá consecuencias en los demás y en nosotros mismos, lo cual habla de que esta no se puede vivir a la ligera. La vida para ser bien vivida hay que tomarla en serio. Los humanos contamos con una característica exclusiva de nuestra naturaleza, que colabora a ello: el humor. Se trata de una cualidad que nos puede ser de gran utilidad para dar todas las vueltas al sol que tengamos que dar.
El buen humor es una buena predisposición a la alegría, y la podemos considerar como una aptitud que puede ser entrenada con la práctica, sazonando así la vida.
El psicoanálisis ubica al humor entre los mecanismos de defensa altos, es decir entre aquellos que son adaptativos y eficaces para enfrentar las dificultades de la vida.
El buen humor se asocia a la razón, toda vez que potencia su operación. En este sentido, el humor ha de mantenerse en su debido lugar y para ello es regulado por una virtud que los antiguos denominaban eutrapelia.
La eutrapelia vela por el buen humor, elevando al ser humano, evitando ser denigrado por él. El buen humor permite reírse de sí mismo, aumentando así la propia estima, hace reírse con otros y no de otros; aligera tensiones tanto propias como interpersonales, cooperando a cierto bienestar.
Psicológicamente el humor ayuda a desarrollar ciertas habilidades como la flexibilidad, la creatividad y algunas habilidades sociales que permiten acercarnos a los demás. En el contexto terapéutico, permite explorar sentimientos, disminuyendo la resistencia, favoreciendo el cambio en el paciente.
El buen humor favorece el acercamiento a la verdad y a la realidad, generando una apertura hacia el mundo. En cuanto al acercamiento a la verdad, nos permite evidenciar los absurdos, haciéndolos innegables, dando luz a la razón, facilitando así el hacernos cargo de aquellas contradicciones que evitamos ver. En este sentido, posibilita un autodistanciamiento que nos permite una mirada más racional y objetiva, tanto del entorno como de nosotros mismos. Esta cualidad del humor en psicoterapia genera en el paciente una nueva forma de afrontar sus dificultades, tomando cierta perspectiva, reformulando su problemática. Al reírnos de nosotros mismos logramos una distancia que nos permite apropiarnos de las dificultades. El humor es como un guante que nos ayuda a tomar la taza caliente, pudiendo así hacernos cargo de ella sin quemarnos en el intento, lo cual nos otorga cierto poder o control de la situación que nos facilita lidiar con algunas dificultades.
También en el ámbito terapéutico, el humor genera intimidad, lo cual favorece la alianza terapéutica y por ende, la adherencia a la terapia.
Otro beneficio del humor es el acercamiento a los demás. Nos abre a las otras personas; a la reciprocidad, generando y facilitando vínculos y cercanía con otros. El buen humor sirve para animar a otros en sus dificultades, genera simpatía y compasión disminuyendo la tristeza en los demás.
El humor descomprime, alivia tensiones, aligera, alentando así a resolver conflictos interpersonales y desacuerdos.
El buen humor permite asumir la seriedad de la vida de forma más llevadera y alegre, aportando con una pizca de sabor a la vida cotidiana.
Magdalena Covacevich
Psicóloga