¿Qué lecciones nos deja la V Jornada Internacional de Psicología Integral de la Persona?

Octubre, 2024

La V Jornada Internacional de Psicología Integral de la Persona tuvo lugar el 4 y 5 de octubre en Santiago de Chile, y contó con 250 asistentes de forma presencial, y más de 100 personas conectadas de forma remota desde distintos países del mundo. Contó con destacados conferencistas de Italia, España, Argentina, México y Estados Unidos.

Desde el 2016, se celebra de forma bianual este esperado encuentro académico, que este año se centró en “Las categorías existenciales de la vida humana en psicoterapia”. La Jornada fue organizada por la Escuela de Psicología de la Universidad Finis Terrae, junto a la Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián, y la Asociación de Psicología Integral de la Persona.

En este artículo, trataré de hacer una síntesis de los principales temas tratados, donde se revela el espíritu común que se manifestó a lo largo de la Jornada. Por otra parte, intentaré destacar las principales lecciones y desafíos para el futuro que nos deja este gran evento.

El primer día tuvo lugar en el Campus Los Leones de la Universidad San Sebastián, donde más de 160 participantes llenaron el auditorio. Abrió la jornada Joan D’Avila Juanola, Director de Estudios de Psicología de la Universitat Abat Oliba CEU de Barcelona, psicólogo y doctor en Filosofía. Expuso acerca de “La gratitud como fundamento de la salud mental”, argumentando cómo la vida humana se ha visto sometida a las lógicas del mercado, absorbida por la cultura consumista que progresa a través de la creación de nuevas necesidades, y que genera padecimiento mental en la línea de la competitividad, la hiperactividad, y la ansiedad. El Dr. Juanola manifestó que en la actualidad, la presencia de trastornos mentales es cada vez más frecuente, pero “estamos en una sociedad que pretende curarse a sí misma mediante productos antiestrés y ansiolíticos. La resolución de cosas concretas de la vida, tales como qué quiero estudiar, con quién quiero compartir mi vida, son muchas veces fuente de ansiedad, pero la raíz de la problemática es el modo en el que se entiende al ser humano y su felicidad”. Frente a esto, la gratitud como actitud vital sería un reconocimiento de la realidad: de que nuestra existencia es algo dado, que somos necesitados e interdependientes, que no nos hacemos solos, y que la verdadera felicidad está en darse a los demás: “La clave de la felicidad no está en compararnos con los demás, sino en conectarnos profundamente y cultivar la gratitud por lo que tenemos. Cuando aceptamos la vida con humildad y agradecimiento, florecen las relaciones y el bienestar interior”.

Continúo la psicóloga clínica y educacional, Mónica Larraín González, con la conferencia “La relación entre angustia existencial y el propósito vital unificador”. Por una parte, “la palabra angustia –que deriva etimológicamente de angosto– se puede entender como un “estrechamiento que entraña peligro”. La persona siente que va caminando por un desfiladero, con el peligro de caer al abismo. Otros han definido angustia como “temor opresivo sin causa precisa”. En mi experiencia, tiene causa, y bastante precisa, aunque es una verdad difícil de acceder, por su interioridad, o por el desafío que nos plantea interiormente”. Larraín expuso magistralmente y con abundantes referencias a la literatura universal la importancia de saber que “Somos un proyecto, somos un propósito… La respuesta a esa angustia profundamente existencial que a veces nos encontramos en la consulta es que el paciente se proponga realizar con su vida algo que lo trascienda. Más que llenarnos la vida, debemos aspirar a la fecundidad de una vida entregada a un fin trascendente”.

Continuó Klaus Droste, decano de la Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián con el “Análisis del resentimiento y su relación con los valores morales desde Max Scheler”. Comenzó su reflexión expresando que “hoy en día estamos en un tiempo muy especial, donde se le llama progreso al retroceso, bello a lo grotesco, verdadero a lo falso, evolución a la involución. ¿Cuándo se dio esta inversión, esta “revoltura”? Nietzsche ya lo había anticipado, cuando decía “se producirá una transmutación de todos los valores”. Hoy en día uno lo escucha todo el tiempo, hay un cuestionamiento de la jerarquía de los valores, el olvido o negación de los valores, una confusión que lleva a poner las cosas inferiores en un lugar de preeminencia insuperable… Se ha vuelto repelente lo auténticamente bueno. Es como que se nos hubiera descalibrado el apetito”. Continuó tomando a Max Scheler, filósofo alemán, que describió acabadamente el resentimiento. Dice Droste: “Scheler decía que el resentimiento produce una auto-intoxicación psíquica… Sobrevive, revive, penetra en la médula de la personalidad, y a la par se va alejando de la zona expresiva y activa de la persona. No porque no se sienta, no está viva; al contrario, se percibe menos, pero articula más. Trastoca el juicio valorativo de la realidad. Se produce al reprimir sistemáticamente la descarga de ciertas emociones y afectos. Ocurre cuando se presenta con especial vehemencia de la sed de venganza, acompañada de la impotencia para traducirla en actividad”. Droste intentó poner en diálogo a Scheler con la pasión de la ira Santo Tomás de Aquino, “que surge por el juicio de una injusticia, un menosprecio, que suscita una reacción efervescente, que tiende al deseo de venganza, a la restitución de la honra. El ser humano es consciente de su valor, de su dignidad, y este movimiento es de la remoción de la ofensa”. 

La Jornada también contó con Mesas de Comunicaciones donde los expositores tocaron temáticas específicas  como trauma y psicoterapia, modelos psicoterapéuticos desde una visión integral de la persona, antropología e identidad, la integración de la espiritualidad y la religiosidad en terapia, la resiliencia y la madurez espiritual, las adicciones digitales y la libertad, cuestiones existenciales ante la muerte y el sentido de la vida, la elección vocacional y la pregunta por la maternidad, entre otros. Participaron 17 académicos de la Escuela de Psicología de la Universidad Finis Terrae –varios de ellos miembros de su vez de nuestra Asociación–, presentando sus reflexiones y avances de sus investigaciones en dicho espacio, dialogando y confrontando posturas con representantes de otras universidades y países.

Durante el sábado, la Jornada se realizó en la Universidad Finis Terrae, contando con la participación de 80 personas. Stefano Parenti, psicoterapeuta italiano y presidente de la Asociación Italiana de Psicología Católica, presentó acerca de “La emergencia del sentido espiritual y religioso en la psicoterapia: Una oportunidad para el psicólogo católico”. Mostró la frecuente escisión que existe en los psicólogos católicos entre su vida personal y laboral, y reconoció que la psicoterapia es un terreno fértil para las preguntas de sentido, ya que “la experiencia del límite –el dolor, sufrimiento y la muerte– desencadenan las preguntas por el sentido… También hay condiciones más “favorables” que desencadenan las preguntas por el sentido, como por ejemplo, cuando la persona tiene la percepción de realización y plenitud, pero al mismo tiempo de insatisfacción. Es lo que describen muchas personas cuando alcanzan las metas que se habían propuesto, pero en lugar de felicidad plena experimentan vacío, tristeza e inquietud. La angustia existencial a veces es una necesaria movilización, y el profesional tiene que mantener viva esa pregunta”. Presentó tres casos que de forma frecuente aparecen en la clínica, donde los pacientes, confrontados a su padecimiento, se preguntaban: “¿Se puede ser feliz, realmente? ¿Esto es todo? ¿Qué futuro me espera? ¿Podrá venir algo bueno para mí? ¿Hay algo más grande que el amor de madre?”. Parenti expresó: “Todas estas son cuestiones de sentido, y en palabras simples, cuestionar el sentido es cuestionar el fin. Sentido es igual a fin. El fin indica tanto el objetivo (el fin, la meta) como la dirección para alcanzarlo. Por eso, en física, por ejemplo, el sentido indica la dirección de un vector, igual que en la organización vial: pensemos en la señal de tránsito de “sentido único”. Si el sentido es la meta, interrogarse sobre él es preguntarse por la meta, la manera de alcanzarla y las razones para hacerlo. El sentido de la vida (...) se refiere al porqué, es decir, a los motivos y razones para vivir y, por tanto, al fin al que estoy llamado, lo que en cristianismo llamamos “vocación”.

Cerró la Jornada la académica, investigadora y psicoterapeuta Josefina Cañas, representando a la Universidad Finis Terrae, con su ponencia “La capacidad humana de sanar desde la dimensión natural y sobrenatural”, donde se refirió a los desafíos del encuentro con el sufrimiento y la propuesta de la sanación psicoespiritual desarrollada por Bob Schuchts y Jake Khym. Se refirió a la resiliencia, y cómo este concepto psicológico puede enriquecerse y ampliarse desde la concepción de la virtud de la fortaleza: “Incluso frente a traumas y males terribles, quiero recordarles que el ser humano tiene la capacidad de sanar, y esto es no sólo “arrastrar” nuestras experiencias y sufrimientos por la vida, sino aprender de ellos y transformarlos en algo valioso, sin tener que justificar o aprobar esos hechos dolorosos. Podemos perfeccionarnos a través de la sanación, ser mejores, ser más sabios e integrados, llegando a una maestría de nosotros mismos. Y esto no es fácil, requiere trabajo, requiere valentía, pues tengo que ir a mirar y sentir mis dolores, para poder sanarlos y transformarlos. Me parece inevitable reflexionar con un paciente acerca del dolor, sin llegar a la dimensión espiritual, puede que ésta conversación incluya a Dios o no, puede que incluya simplemente un sentido de trascendencia, o de “dejar una huella” en el mundo, o un ejemplo para los hijos, pero esa es, sin duda, una dimensión espiritual”. 

Como Asociación de Psicología Integral de la Persona, estamos muy contentos y agradecidos por esta gran instancia. Se estrecharon lazos con universidades y asociaciones académicas extranjeras, tales como la Universitat Abat Oliba CEU de España, la Asociación Argentina de Psicología Realista Ecce Homo, IMEP Education, la Universidad de Montevideo, la Asociación Italiana de Psicología Católica, la Divine Mercy University, que alberga a los autores del Metamodelo Cristiano-Católico de la Persona, entre otros. Al enseñar qué es la Psicología Integral de la Persona en la universidad, a veces nos encontramos con el problema de que los alumnos creen que la “PSIP” es una persona… Esta quinta jornada, continúa clavando banderas”, y demuestra la amplitud, profundidad y posibilidades de esta línea de pensamiento. La convocatoria de estudiantes, académicos y profesionales de la psicología muestra que hay un verdadero anhelo por estas temáticas, que tocan las dimensiones más hondas de la vida humana. 

Fue maravilloso ver cómo a lo largo de la Jornada, se iban entrelazando las ideas de los conferencistas. Empezó a ser habitual hacer referencia a las ideas de un expositor anterior, lo que demuestra sin duda la coherencia y unidad de la visión de la persona que subyace a la propuesta de la Psicología Integral de la Persona.

Entre las principales conclusiones que yo rescato de la Jornada, diría que: 1) toda corriente o estrategia de intervención psicológica siempre se funda en supuestos antropológicos, los reconozca o no; 2) el encuentro del psicólogo con su paciente es el encuentro con una persona –persona est perfectissimum in tota natura–, y que si bien la problemática puede estar puesta en el ámbito biológico o en la sensibilidad (experiencias, influencias psicológicas), no se puede negar la dimensión espiritual, racional y trascendente de la persona, que es donde radica su infinita dignidad. c) Es muy frecuente en la práctica clínica encontrarse con cuestiones existenciales, y si no fundamos nuestra mirada de la persona en una antropología sana y realista, terminaremos aconsejando desde nuestros propios criterios o armando una idea de felicidad desde los criterios del paciente.

Tomo las palabras de Klaus Droste para remarcar una idea central del congreso: “Las personas tenemos un anhelo de felicidad, que es una perfección que adquirimos operativamente, en la cual estamos en una comunión de personas. La persona llega a la plenitud de su vida personal no como un ser personal, sino como un ser donado, en entrega, en comunión. Por eso, solo nos realizamos plenamente a través de la sincera donación de nosotros mismos”. 

La Jornada nos plantea interesantes desafíos, en la línea de “aterrizar” e integrar la teoría con la práctica, pensar un itinerario para quienes se vienen incorporando a este camino de formación, y cómo trazar líneas de colaboración con asociaciones afines en el mundo, con sustento en ese espíritu de unidad que se vivió durante la Jornada.

María José Bunster B.

Vicepresidente

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