Magda Arnold, una teoría completa sobre las emociones

Agosto, 2018

Si buscamos hoy en día qué tema en psicología ocupa más publicaciones, cursos o referencias, podríamos apuntar a la inteligencia emocional como uno de los principales. Proliferan programas que desde la convicción de su relevancia para la vida abordan cómo trabajarla. Podríamos afirmar que de una manera muy generalizada se considera que una adecuada gestión emocional es la clave para un buen afrontamiento de la existencia.

En su mayoría, estas teorías parten de un paradigma constructivista, para el que lo importante  es que se haga una representación de la realidad que garantice un bienestar emocional, fomentando las emociones agradables y aminorando las desagradables.

La explicación del origen de la emoción en la razón se le debe en mucho a Magda Arnold, psicóloga de origen centro europeo que desarrolló su vida académica en universidades estadounidenses entre los años 1940-70.

Magda Arnold elabora una sólida teoría sobre las emociones, en apertura y diálogo con la filosofía. Es considerada una de las fundadoras de la teoría contemporánea de la emoción. En el estudio de las emociones fue pionera en el desarrollo del concepto de appraisal. Su obra Emotion and personality fue altamente referenciada. Sin embargo, la difusión y el impacto de su teoría se le debe a Richard Lazarus, que la limitó a los procesos de valoración obviando la importancia radical que Magda Arnold concede al ideal de vida y a la realidad de la naturaleza humana en la integración y maduración de la afectividad.

Para Magda Arnold las emociones son consecuencia de la valoración que realizamos de la realidad, especialmente del primer impacto que ésta supone para la persona. Tiene un carácter intuitivo e inmediato. Dicha interpretación, aun siendo, sobre todo, inconsciente, depende de los valores y principios de la persona. De acuerdo a cómo es la realidad y a cómo es la persona, se producirá el proceso generador de la emoción. Esta experiencia emocional inicial puede ser modificada por las valoraciones y reflexiones posteriores.  

¿Cómo integrar las emociones si surgen de procesos racionales inconscientes e inmediatos? Requiere dos caminos, uno no emocional y otro emocional. El camino no emocional supone que nuestros juicios inmediatos e intuitivos, responsables del surgimiento de las emociones, sean acertados. Son juicios, por lo tanto, racionales, pero son automáticos e inconscientes. ¿Cómo controlarlos y asegurarnos que sean certeros? Estos juicios se realizan en base a lo que somos, al significado que tiene para cada uno la realidad y los acontecimientos, de acuerdo a la historia personal y valores.

En la medida en que la persona mediante su razón reflexiva pueda hacer un uso recto de la misma, valorando certeramente la realidad, los significados, criterios y opiniones fruto de estas reflexiones, se incorporarán a los juicios inmediatos. Por lo tanto, un requisito para una adecuada integración de la afectividad, es el acierto de dichos juicios.

El otro camino, el emocional, deriva del no emocional. Supone que las respuestas emocionales de una persona al mundo son guiadas por los ideales más elevados, lo que implica una armonía entre la reacción emocional y cómo se aprehende el mundo intelectualmente. Exige el conocimiento de unos ideales que garanticen el perfeccionamiento del hombre. El auto-ideal es la fuente última de motivación de la persona, es el elemento organizador, estructurador, de la personalidad. Las emociones pueden ser un medio de autoactualización y de integración de la personalidad.

Una afectividad madura es la que empuja al ideal de vida. El control emocional no tiene como objetivo el bienestar emocional, sino la ordenación de la personalidad, el elegir aquello que contribuya a un crecimiento de la persona. Arnold afirma que no vale cualquier ideal, que hay una forma de vida de acuerdo a la naturaleza humana que es la verdadera y que existe una ley moral natural, que ordena la vida del hombre hacia el bien.
 
Para Magda Arnold, la dimensión afectiva es esencial en la vida del hombre. Es la puerta abierta a descubrir el valor de la realidad, qué es lo bueno, lo bello y a quién es él y cuál es el sentido de su vida. Por ello afirma que el control emocional es posible sólo si es dirigido por un criterio de realidad y en referencia a unos valores universales. Además, el control emocional implica volverse hacia lo que es digno de ser amado desde un punto de vista humano.

Ruth María de Jesús Gómez

Doctora en Humanidades y Ciencias Sociales

Universidad Francisco de Vitoria, Madrid

Puedes acceder a la tesis doctoral completa de Ruth, El estudio de las emociones en Richard Lazarus y Magda Arnold. La necesidad de la Antropología y la Metafísica para la comprensión de la afectividad en la Psicología”, haciendo click aquí.

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